domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuento cómico, mágico, musical (la nueva generación-2a edición mejorada y aumentada) Teil 1

El hombre estudió psicoanálisis y lleva años dedicándose a él: lo enseña y lo practica en sus terapias. Llenó con las obras completas de Freud los estantes empotrados sobre las paredes de su pequeño apartamento en una elegante colonia de la Ciudad de México. Uno podía consultar allí el par de traducciones al español de dicha obra, la de Luis López Ballesteros y la de José Luis Etcheverry. El hombre prefería la primera por parecerle más castiza y elegante. El estilo mismo de Freud es elegante, por lo que había de ajustar su elección a la de Ballesteros, ni duda cabe. Sin embargo, solía consultar la versión en su idioma original para cotejar los términos y no desviarse de la letra: siempre la letra. La edición en alemán de las obras de Freud la consiguió mediante estafa y chanchullo. La víctima fue un gordo librero alemán, dueño de una añosa librería de viejo en Aquisgrán.


La estafa fue transparente, infantil, obra de pretidigitación barata, pero efectiva al cabo. El hombre convenció al librero de que le diera los dieciocho volúmenes de que se compone las Gesammelte Werke del inventor del psicoanálisis a cambio de una fotografía que el estafador tomó de una sucursal de la conocida en México “Farmacia de Dios”. El librero balbuceaba algo de español, incluso presumía haber leído algunos poemas de Jorge Manrique, de modo que al leer “Farmacia de Dios” pudo traducir mentalmente al instante: “Pharmazie des Gottes”.


Gringos y europeos, éstos más que aquéllos, suelen admirar mamarrachadas tales como los deplorables cuadros de Frida Kahlo, así como dejarse seducir por la chabacana extravagancia de algunos relatos del llamado realismo mágico latinoamericano. Cuando hablo de chabacanería no me refiero al desbordante y chocolatoso caudal barroco de las novelas de Carpentier, pero sí a las desazonadas e insípidas Macondo y anejas. Pues bien, como buen heredero del Sacro Imperio Romano Germáncio, habitante de la añosa ciudad que viera coronarse a Carlo Magno, el librero adoraba a la mediocre pintora de marras, tanto como cualquier botón de extravagancia tropical y tercermundista, de modo que la foto de la “Farmacia de Dios” le pareció una muestra inigualable de genio poético latinoamericano. El estafador no sólo no le desmintió, sino que incluso convenciolo de que la foto era en realidad composición obra de algún obscuro artista vecino de Colon Nancarrow en la Colonia las Águilas. El hombre comentó también que el artista se había inspirado en el eslógan: "la religión es el opio del pueblo", del cual dedujo el concepto de la iglesia como droguería. Desde luego que el ingenuo alemán se tragó enterito ese camello.


Nuestro hombre, pues, logró llevarse a casa dieciocho volúmenes de sabiduría psicoanalítica, y además un atractivísimo "pilón", a saber un simpático juguetito, una figura de acción de Sigmund Freud (Sigmund Freud Action Figure), en tanto que el librero se quedó con una foto que fue ocasión de fantasías maravillosas: una farmacia, localizada en una ciudad mugrosa de concreto, a su vez instalada en medio de una selva habitada por jaguares, caníbales y buenos salvajes, atendida por Tomás Moro, Francisco de Asís y el verdadero Dionisio Areopagita, pero no vendiendo, sino regalando gracia suficiente y gracia eficaz, marca Molina y marca Bánez.




Continuará...

sábado, 20 de septiembre de 2008

Punky Meadows





In today's rapidly changing world
Rock groups appear every fifteen minutes,
Utilising some new promotional device.
Some of these devices have been known
To leave irreparable scars
On the minds of foolish young consumers.
One such case is seated before you:
Little skinny Terry 'Ted' Bozzio,
That cute little drummer!
That's right!
Terry recently fell in love
With a publicity-photo of a boy named Punky Meadows...
(Oh Punky!)...
Lead guitar player from a group called Angel.
In the photograph,


Punky was seen with a beautiful shiny hairdo
In a semi-profile which emphasized the pootched out succulence
Of his insolent pouting rictus,
The sight of which drove the helpless young drummer mad with desire!

I can't stand the way he pouts
'Cause he might not be pouting for me!
Punky Meadows, pouting for you?
Ha! You bet sailor!
You mean,
You mean he's not...he's not pouting...
He's not pouting for me?
His hair's so shiny and it's done real nice
'Til I squirm with ecstasy

Punky, Punky, give me your lips to die on!

Oh Punky, isn't it romantic?

Punky, Punky, give me your lips
To die on...I promise not to come in your mouth
Punky, Punky, your album's the shits!
It's all wrong!

I ain't really queer
But if he ever got near
Steven Tyler would PAY to see!
PAY to see!

Punky's lips, Punky's lips
His hair's so shiny,
I love his hips!
I love his teeth and his gums and such!
Punky
(What is it? You come home!)
You're an Angel!
You're too much
(Oh God!)

The boys of my thoughts in my lonely teenage room!

He's been havin' a rash
(No shit!)
That keeps the girls away
(It's true)
Skin doom
(Skin doom)
Is what the doctors say
And that makes me wonder
I wonder what Punky is rehearsing today
I'll just go over, and hear him play
His hair is so pretty...I'd like to bite his neck
I've heard a rumor he's more fluid than Jeff Beck
BUT I AIN'T QUEER
I AIN'T GAY
(He's a little fond of chiffon in a wrist array-ee-ay-ee-ay)
A wrist array-ee-ay
(That's all that is, I swear!)

Punky's lips, Punky's lips!
Oh! I love his hair while eatin' dunk-y chips
Yeah! I love his blink and his blank-blank-blank
Why, maybe he'd like to yank my crank?
YANK IT PUNKY!
YANK IT FASTER!
YANK IT HARDER!
YANK IT ALL NITE LONG!
COME ON PUNKY!
GET FUNKY!

I AIN'T QUEER
No no no no!
I AIN'T GAY
No no no no!
(He's a little fond of chiffon in a wrist array-ee-ay-ee-ay)
Wrist array-ee-ay
And then he told me now:
I AIN'T QUEER!
(Hey!)
I AIN'T GAY!
(Hey! Hey!)
(He's a little fond of chiffon in a wrist array-ee-ay-ee-ay)

I-I, Lord,
I'm fo-o-o-ond of chiffo-on
In a wrist array-ee-ay
Oh oh oh oh!
I-I, I said I'm fo-o-ond of chiffo-on
In a wri-i-i-i-ist array
Come on Punky!
Give me your lips!
Ride on my Venus-trip!

martes, 16 de septiembre de 2008

Adiós, nuestro enorme Richard Wright



" Nadie puede reemplazar a Richard Wright. El era mi socio musical y mi amigo.

En la cantidad de argumentos acerca de quién o qué era Pink Floyd, las enormes aportaciones de Rick fueron frecuentemente olvidadas.

Era tierno, sin compromisos y poco locuaz, pero su sentimental voz y forma de tocar fueron vitales: magicos componentes del mas reconocible sonido Pink Floyd.

Yo nunca toque con nadie como él. La mezcla de su voz y la mia, así como nuestra telepatia musical, alcanzó su primer gran florecimiento en 1971, en Echoes. En mi opinion todos los grandes momentos de Pink Floud fueron aquellos cuando él está fluyendo plenamente. Despues de todo, sin Us and Them y The Great Gig in the Sky, ambas compuestas por él, ¿qué hubiera sido de The Dark Side of the Moon? Sin su toque silencioso el album 'Wish You Were Here' no habria funcionado.

En nuestros años medios, por muchas razones el se extravió por un tiempo, pero a comienzo de los 90s, con The Division Bell, su vitalidad, chispa y humor regresaron, entonces la reaccion del publico hacia su presencia en mi gira de 2006 fue enormemente motivadora. Es una señal de su modestia el que esas ovaciones hayan llegado como una gran sorpresa para él (no obstante no así para el resto de nosotros).

Como Rick, no encuentro fácil expresar mis sentimientos en palabras, pero lo quise y lo voy a extrañar enormemente"

David Gilmour
Monday 15th September 2008

lunes, 15 de septiembre de 2008

Duelo por Richard Wright

Me he enterado hace unas horas de esta terrible noticia. Richard Wright, el tecladista del mejor grupo de rock de la historia, ha muerto. Responsable de esos deliciosos tejidos atmosféricos y de esas armonías jazzísiticas típicas de los floyd. Ningún superdotado de los teclados, pero siempre eficaz, con sobresaliente buen gusto y elegancia. Descanse en paz, en el seno de Dios, el maestro Richard Wright.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Mi amigo el toques



El apodo de mi amigo el toques, que es el individuo de la foto, no es bueno: es un lugar común, es facilón y carece de ingenio. Pero no fui yo quien se lo puse, por lo cual ni me disculpo ni me sonrojo. El caso es que así le llaman: el toques. Digo que no es muy ingenioso el apodo porque es una obviedad. Resulta que mi amigo padece de una horrible adicción. Ya me entenderán.

Sus amigos y familiares calculan que todo empezó cuando él tenía cuatro o cinco años. A la sazón, un señor llamado Rogelio Moreno conducía una cápsula para la televisión infantil en un canal de telerisa. Dichas cápsulas, además de estar tapidas de idioteces, eran patrocinadas por una marca de juguetes para niños estúpidos. Como el niño Toques no era muy brillante, y sus padres menos, pues éstos le regalaron uno de esos juguetes, llamado "el fabuloso Fred".

El juguetito llamó la atención del niño Toques durante unas horas, pues está compuesto de luces muy vistosas, por sólo de ello. Empero, al día siguiente, el Toques encontró en el juguetito una nueva gracia: sus pilas. Así fue como nuestro protagonista se inició en el mundo de los narcóticos y de las drogas: masticando pilas. Al Toques le parecía deliciosa esa extraña combinación de toquecitos con sabores ferrosos. Nunca le comentó a nadie, era una afición clandestina, que se guardara para sí, como si sospechara ya desde párvulo que masticar pilas es una actividad antisocial como ninguna.

Ya más grandecito, asistía a las cantinas muy regularmente: dos veces cada día, incluyendo los 29 de febrero de los años olímpicos. La gente que le rodeaba comenzó a abrigar sospechas. Sin embargo toda esa gente mordió el anzuelo, porque pensaban que el Toques asistía a las cantinas a trasegar alcohol. Nadie imagino que más bien iba a esos lugares para que el señor de los toques le vendiera algunos minutos de gloria celestial.

Pero la toxicomanía no conoce límites, las pilas y los toques de cantina dejaron de ser suficientes para saciar su sed de electricidad. Diseñó en su cabeza un plan grandioso, que pudo consumar fácilmente. Estudió un curso de enfermería y a los pocos meses consiguió un buen trabajo en un hospital de Azcapotzalco. Mi buen amigo se extravíaba por horas. Pocos conocían su paradero. Algunos conjeturaban que el buen Toques se encerraba con alguna enfermera en algún cuartito para ejercitarse en las artes del erotismo. Pero no. Se encerraba en los cuartitos, pero solo, con la máquina de electroshocks a un lado suyo. Mi buen amigo se empapaba el pecho, y sobre la piel humedecida se colocaba la plancha que encendia enseguida. Los ojos le quedaban blancos del placer. Lamentablemente, la compañía de luz y fuerza cada mes iba enviando recibos de electricidad más caros. Se hizo una investigación hasta que se dió con el responsable. Corrieron al Toques del hospital, no sin antes darle una buena indemnización y una patada en medio del culo.

Con el dinero de la indemnización se compró un automóvil. Mi amigo era ateo, aunque decía sentir cierta inclinación favorable hacia el cristianismo (la única religión que adora a un Dios ateo, según él), por lo que nunca le llamaron la atención los coches. De hecho él pensaba que el automóvil era la invención tecnológica más torpe de toda la historia de la humanidad: quema gasolina, quita tiempo y es caro. Pero la divinidad parece siempre complacerse con el desperdicio, con el gasto inútil. Pues bien, se compró el automóvil sólo para poderse "dar corriente todas las noches". En efecto, cada noche, con muchísimo celo, el Toques colocaba unos extremos de los cables de corriente en cada uno de los polos de la batería del coche, mientras que los otros extremos los colocabo, uno sobre su pezón, y otro sobre su güevo izquierdo, debajo de la portañica. Con el paso de los años comenzó a perder todo pudor, por lo cual podía vérsele en medio de la calle dándose sus dosis de sabrosa electricidad. En una de esas dosis, el buen Toques quedó arrojado en el suelo aventando rayos y centellas de su boca, mostrando al mundo un rostro que era expresión pura de goce; entonces algunos ladrones jijos de la gran flauta aprovecharon la ocasión y se robaron el coche.

Orillaron así al Toques a lo que sería su ruina: colgarse de los cables de luz. No era extraño encontrarlo subido hasta la punta de un poste mordisqueando los cables. Después de haber pelado el cable mi buen amigo cogía con sus manos el cobre pelón mientras se balanceaba acrobáticamente por los aires. La gente lo miraba, quedando inmediatamente prendada del espectáculo. Pero no tardaron en llegar los apagones causados por sobrecarga. Los vecinos trocaron su primera afición en furia, sus primeros aplausos en pedradas. Fue una de estas pedradas, que le estrelló la frente mientras danzaba sobre los cables, lo que le quitó la vida a mi amigo el Toques. Pienso en él y una lágrima se despeña sobre mis mejillas.

martes, 2 de septiembre de 2008

Yo de nuez


¿Qué Pachuca por Toluca? Pos yo acá, aprovechando que el jefe se fue a hacer unos quehaceres fuera de la ciudad. Me he apropiado de su compu y espero que en unas horas de su secre, que está medio federal, pero no le hace, porque hace el resto de tiempo que no tengo con quién sacar el veneno. Les seguiré contando de mi vida. Yo fui medallista olímpico en las olimpiadas de Valle de Chalco. Compartí el podium con un clavadista puñal cuyo nombre no recuerdo, creo que se llamaba Greg Luganis. Lo que sí recuerdo es que el muy gandalla me quería clavar la riata. Yo le decía, sáquese, que no me gusta que me anden metiendo alambres, que mi organismo es una cosa bien fina. El tipo insistió, pero no logró que yo desistiera, mejor muerto que puto.
Yo soy burócrata, pero tengo estudios universitarios. Mis más grandes maistros se llamaban Pascual Cabezas (sin albur) y Joaquín Mimbre, a quien los gandayas de sus alumnos llamaban Juaquín Miembro, nomás porque una vez que salió él del baño se le olvidó acomodarse el pizpiate por dentro del pantalón. Así como lo ven de tímido, el prof salió bien pediquiur del baño mostrando el animalote a todo el personal de la cantina. Y digo lo de animalote porque sucedió que aquella ocasión, el buen Juaquín cuando llegó a la mesa, sin darse cuenta, dejó echada sobre ésta su cosa aquélla. El Cabezas andaba hasta la madre, hasta hablando en dialectos huastecos, y pos que empieza a gritar: ¡Un gusano, un gusano! Otro de los asistentes a la cantina, que no era yo, porque yo soy abstemio, como el personaje ese de la novela de Carlos Fuentes, La muerte de Abstemio Cruz, que es tan buena como esa otra novela del Llano en llamas. Decía que el otro asistente, como andaba re chachalaco, que saca una botella del saco, ¡y bolas! que la estrella en lo que él creía que era un gusano. Después del madrazo que dice el Juaquín, con su inocente cara de niño: ¡Ay güey, creo que ya me picó!
Pos puras risas cada que recordamos esa anécdota, aunque el profe como que se emputa, pero allá él y que con su pan se la coma, que a mí se me da una higa que la gente se enoje o no con lo que yo diga, que hablo porque hablar puedo y es justo lo que les hablo, toran toros del infierno los caballitos del diablo. Pero más allá de la anécdota, el tipo es eminente por sus conocimientos y su rigor académico y experimental. Hablaré después de él. Ahora me despido que ya viene la secre: ¡Ajúa!