viernes, 29 de agosto de 2008

Me presento ante ustedes y ante el mundo.

Hola, mis amigos y mis enemigos. Disculpen ustedes mis malos modos, pero ya entenderán, y por eso mismo quedaré justificado ante vosotros y no por la fe, que debido a mi origen y circunstancias no soy ningún caballerito, ni chico bien portado, ni siempre elegante, ni siempre bien vestido. Gerardo, el de la canción "Rico Suave", es mi cantante y modelo favorito, lo cual espero hayan notado. Que si no, pos me vale verga, bola de incultos.

Me llamo Ambrosio Cajinas. Tengo un hermano, inspiración de mi alma, que se llama Godolfino. Godolfino fundó el Partido Revolucionario Institucional, junto con Luis Echeverría, José López Portillo y Sasha Montenegro, durante un domingo muy caluroso, pero nublado, sobre el toldo de un automovil que se dirigía a infernal velocidad hacia Temamatla, tierra en que se inventaron las mamadas y las chingaderas, dos de las más hermosos e imperecederos legados de la raza de los mayas a la humanidad. Él, mi carnalito y no los otros dos, es un tipazo. No le hace que los perredistas digan que los del PRI no son tipazos, sino salinistas. Godolfino no es salinista, de hecho le hace daño la sal porque su hígado lateral derecho no es capaz de absorción física y sexual. En cambio, Marcelo Ebrard sí es salinista. Además, el muy cabrón de Marcelo es tan jijo de la chingada que quiere convertir San Jerónimo en una carretera, y a la ciudad de México, ciudad tan llena de pendejos como pocas (pues odian a Salinas pero votan por el cachorrín de éste), en un inmenso santuario dedicado al automóvil (divinidad más sanguinaria e insaciable que Moloch, pues se chinga a los primogénitos, a los benjamines y a los estorbillos de en medio).

Pero me quiero presentar a mí, y no a mi carnalito Godolfino. Pero es tan agradable el Godo que no me dan las fuerzas para dejar de hablar de él. Y es que además de inventar el PRI, inventó el club de sobrinos del Tío Gamboín. Claro que cuando él inventó este club no era del Tío Gamboín, sino del Tío Godolfino. Pero un día Ramiro Gamboa se quedó con el nombre a cambio de un plato de frijoles charros con aceitunas en vez de chile. Sientense, pues, que en seguida contaré los detalles con mucho detalle.

Pues yo nací cuando en México no había agua. Casi nadie lo sabe, sino sólo yo y mi maestro Rubial, y porque ambos somos historiadores, que fueron los indígenas de Guadalajara, en España, los que trajeron el agua a México: Hermoso legado, le llaman los árabes de Antioquía. Antes de eso, los mexicanos nos bañábamos con cloro. El cloro es bueno, lo malo es que quema la piel, pero peor está que es caro rellenar albercas con él. Aun así, en casa teníamos alberca de olas y toda la cosa, como en el Sisi de Acapulco, donde conocía a mi primera esposa. Era tan divertida la alberca con olas que todos los sábados invitábamos a un resto de gente a refrescarse en ella. Como nomás invitábamos a puro paisano, la pobre alberca ya pa'l domingo estaba toda meada, pero la alegría popular compensa siempre cualquier cochinada.

Dicho lo cual puede despejarse una duda que seguramente ha quedado anidada en la curiosa mente del lector: ¿Cómo sabe tanto Ambrosio Cajinas? Lo que pasa es que yo, como lo he insinuado ya, estudié la licenciatura en "Historia de Veracruz" en la Universidad Michoacana del Estado de México. Es una gran universidad, con grandes profesores, como Antonio Rubial, el Pardo, el Fénix, Juliana González y Gonzalo Celorio. A veces Juan Manuel Escamilla imparte cursos de retórica y de cómo hacer nudos de corbata. Lo último nunca lo aprendí, pero yo nunca uso corbata, sino alzacuello, aunque no soy cura; pero en retórica no me gana ni el Juan Crisóstomo. Así de brillante es mi palabra.

Lo que más me gustaba de la universidad era que las mujeres me perseguían, me querían hacer suyo, y pues yo que me dejaba. Es re divertido que las maestras de latín le rasquen la pancita a uno. Bueno, es divertido a veces, pero otras es soporífero, pos a uno le entra un sueño como de oso siberiano y necesariamente tiene que ir a echarse un coyotito. A propósito de coyotitos, ya me agarró la mano la fiaca, no me deja escribir. Así que ya me voy. No hay ninguna maistra de latín rascándome la pancita, pero es re-tarde y ya hace sueño.

Se lo lavan y se lo frotan, que la limpieza es el principio de la salud y la salud es el principio de la armonia y la armonía es el principio del orden y el orden es el principio de las recámaras ordenadas.

9 comentarios:

Disidente dijo...

HOLA,AMBROSIO.No te ofrezco un abrazo sabes por que yo me baño con cloro,además me baño en un arroyo y cuando llueve se vuelve lodoso y yo creo que a pesar de lo que dices eress de lo que "huelen bonito" por lo menos tu ropa "exterior".Dile atu hermano que me salude a sus camaradas,que aqui por OAXACA hay mucos como ellos,salados,agrios..en fin.ME PODRIAS HACER UN FAVOR..LLAMALOS.Aqui ya no los qureremos y se ve que contigo se van a llevar de maravilla.Un apreton de mano prometo lavarla antes de estrechartela y por supuesto después.Desde la sierra de Oaxaca.

Wadanco dijo...

Maravilloso relato y presentanciones de tu hermano y tuya, felicidades Ambrosio, que persona tan mas interesante..

En efecto la cantina que me cuentas es una maravilla, yo la he visitado un par de veces y es de esas cantinas de abolengo caray, donde en el salón principal no aceptan mujeres (al menos hasta la última vez que fuí) y la comida es muy buena (y cara).

Un saludo y gracias por pasar a mi espacio lleno de sin sentidos.

Rocío del Mar dijo...

Lo que más me gustaba de la universidad era que las mujeres me perseguían, me querían hacer suyo, y pues yo que me dejaba.

Ojalá hubiése más hombres como tú! Jajajaja...

me pregunto si el gustavo es amigo, conocido o incauto perdido...

Pipe dijo...

La noche resbala
con mansa dulzura;
esta noche
-pensó-
será la noche de
mi absolución.

Anónimo dijo...

¡Querido Ambrosio! No sabía nada de ti desde que saliste de la facultad. ¿Qué ha sido del querido Godolfino? algunas ex-alumnas se acuerdan mucho de él. Recuerdo que cuando le preguntaban si tenía novia siempre se hacía menso.

Te mando un caluroso abrazo.

Pascual Cabezas dijo...

¿Pero a quiénes me he encontrado aquí, al Maestro Joaquín y al joven Ambrosio? ¡Qué agradable sorpresa! Os envío un saludo. Y tú, Ambrosio, deja ya ese feo vicio de fumar estiercol.

Anónimo dijo...

Mi, ahora conocido, Ambrosio, magnifico el momento en que escribió tan singular y atractivo post. Me sería muy grato continuar leyendo sus, tan atractivos, escritos. Aprovecho para dejar saludos a su generador de inspiración, mejor escrito, su hermano Godolfino!!!.

Pd: le invito a participar en mi ilusión paranóica-enfermiza-divertida de la independencia del DF.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Viendo acá cómo quedó su sitio, don Ambrosio.
Qué chulada, carajo.

Julia Martín dijo...

Jajajajaja... me reí demasiado... Bueno, entonces el Sr. Cajinas sabe de las artes del romance...Pasado de lanza...