sábado, 21 de marzo de 2009

San Juan Gabriel de Juárez

Iba paseando el otro día por San Juan de Letrán, viendo las chicas que pasan, bizcochos vienen y van. Me detuve en una esquina porque una noticia llamó mi atención: los milagros de San Juan Gabriel. No sólo el fundador del Opus Dei ha subido a los altares, sino también el divo de Juárez. Por lo menos subió ya al altar doméstico de Manuel Albella. Cuenta este ganapán que su hija se encontraba en el umbral de la muerte, atacada por virus que los médicos no atinaban a identificar. Tan mohinos y desesperados estaban Don Manuel y su señora que les dió por juntar sobre una mesa algunas portadas de los discos del divo de Juárez y por comenzar a dirigirle plegarias y peticiones. Y hete aquí que a las pocas horas la niña comenzó a comer y a mostrar salud rutilante. Desde luego que esta pareja de imbéciles le atribuyeron el milagrito a Manuel Aguilera (que así es como se llama el putito del Juanga).

Enseguida, para compensar el favor recibido, le elevó esta pareja de provocadores profesionales a Don Juan Gabriel un altar en toda forma. Dicho altar fue ramatado con una horrible y vanguardista estatua de yeso que arremeda los rasgos del cantautor delicado. Desde entonces, no sólo la pareja de retrasaditos (seguramente adictos a la televisión), sino que también sus vecinos han comenzado a propagar el culto.

Esta silvestre pareja fue entrevistada recientemente por un periodista de la subversiva, contracultural e iconoclasta revista "¡Órale!" (para quien desconoce todo sobre esta revista, se trata de una publicación inspirada en la literatura del Marqués de Sade, aunque con un toque de sabia distancia irónica ausente en la obra del divino Marqués), el testimonio recogido es conmovedor. A la pregunta del reportero:
¿Por qué pedirle a Juan Gabriel y no a un santo real? Han contestado así: "Se nos hizo fácil, lo queremos mucho, gracias a sus canciones nos enamoramos, él siempre ha estado presente en nuestras vidas. Un día, de tanta desesperación, como tenemos muchas recortes y discos de él, se nos hizo fácil decirle: ¡Juan Gabriel, ayúdanos! Le suplicamos, lloramos, le insistimos y le prometimos que haríamos algo especial por él. Por eso le pusimos este pequeño altar y mandamos a hacer un santo real. Gracias a esta experiencia muchas personas han venido a rezarle a este santo, San Juan Gabriel, y es muy milagroso. Ya ha sacado de muchos problemas a algunas personas; aquí el secreto es besarle la manita derecha, que tiene una campana. Mire, la fe es muy grande y no nos importa que otras personas se burlen de nosotros".

He aquí una muestra de la imagen alredor de la cual gira este singular culto:


5 comentarios:

Adriana Degetau dijo...

JuanGa es grande. La jota mayor.

Anónimo dijo...

Jajajaja... No sé quién es peor, si San Juanga o San Malverde. Pura birria de calidá...Saludos,

Ochoa dijo...

se parece a Chabelo.

El Justo Medio dijo...

Eso de que el mundo está secularizado son puras pinches patrañas.

Anónimo dijo...

"¿Por qué pedirle a Juan Gabriel y no a un santo real?"

Perdón, pero me tuve que cagar de la risa...